Ha pasado una semana desde que dejamos Onuva, tiempo para reflexionar sobre nuestra estancia, para ordenar nuestros pensamientos y sensaciones. Tiempo para comprometernos y dar testimonio.
Hoy
compartimos con vosotros el testimonio de Alberto Galán, antiguo alumno
del Claret, que disfrutó de la Semana Solidaria Onuva 2012, y que este
año no dudó ni un momento cuando se le presentó la oportunidad de
repetir experiencia aunque solo fuera por unos días.
Han
pasado dos años desde la primera vez que pisé Onuva. En esos dos años, mi vida,
nuestras vidas, han cambiado radicalmente: creces, vas pasando cursos y
aprobando, dejas a tu familia y el colegio de tu infancia para salir a un mundo
completamente nuevo... pero allí, todo sigue exactamente igual que al principio.
Las mismas caras, el mismo trabajo, la misma oración, el mismo silencio. Todo
sigue igual...o casi todo. Dos caras faltaron para completar un escenario
perfecto. Loli y Amparito, dos residentes que nos hicieron reír y volvernos
locos hace dos años al grupo que estuvimos, tenían reservado un sitio muy
cerquita de Dios. Y Él, decidió que era mejor que estuviesen acompañándolo
arriba, para seguir sonriéndonos tras las nubes.
Y
de nuevo mis fuerzas han vuelto a renovarse. He vuelto a vivir la experiencia
que necesitaba. Trabajar unos días como lo hacen las personas que allí viven ha
vuelto a ser realmente gratificante. Poder compartir sonrisas con aquellos que
no tienen nada vuelve a conmoverte el corazón.
Desde
estas líneas quiero agradecer a los jóvenes que han hecho posible esta
experiencia y al padre Santi, que una vez más ha vuelto a llenar todos los
rincones de Dios.
Lucía,
María, Ana, David, Manuel, Lucía, Pilar, Noelia...no perdáis jamás la sonrisa,
y guardad con llave en el corazón lo que, en esta semana, habéis vivido. Onuva
está en todas partes, estad atentos.
Alberto Galán